jueves, 26 de mayo de 2011

¿Derechos sólo para pocos? el derecho y la justicia


¿DERECHOS SOLO PARA POCOS?
¿Tiene el derecho algo que ver con la justicia?
En este articulo, no se pretende halar del derecho a la vida, que tiene el ser humano, desde su concepción a la muerte natural: aquí los legisladores adornan a las madres con todos sus derechos a tener o no tener a un hijo, olvidando los derechos de aquellos nuevos seres que no saben por qué no los quieren, que no tienen voz, que no pueden exigir sus derechos ni defenderse. Tampoco queremos abordar el tema de los derechos dados a aquellos, que se han puesto por encima de los derechos de Dios, que no quieren a Dios, y que han decidido resolver su vida al margen de Dios.
No buscamos, pues tocar las grandes cuestiones relativas al derecho a la vida de todo ser humano desde la concepción hasta la muerte, el empeño en la promoción de la familia según el designio originario de Dios, sino a la necesidad urgente, que ya sienten todos, de tutelar el ambiente en el que vivimos. Sobre todo en este campo, que concierne a los derechos fundamentales de la convivencia humana.
En todo sociedad, para la armonía de la convivencia se requieren normas, pocas, pero las suficientes, para vivir y dejar vivir. Claro que en este artículo, lejos de estar en contra, estamos a favor del diálogo entre la autoridad municipal y la sociedad, que les ha concedido la oportunidad de servir al bien de todos.
Junto con el sano esparcimiento personal y colectivo, exigimos los vecinos que se garantizará también la tutela del ambiente, ambos ordenados hacia la paz interior de las familias, sobre todo en ciertas horas de la noche o en ciertos momentos en que se oficia el culto en los templos.
El radicalismo de los desafíos que plantean hoy a la humanidad, por una parte, el progreso de la ciencia y de la tecnología y, por otra, los procesos de laicización de la sociedad, exige un esfuerzo intenso de profundización de la reflexión sobre el hombre y sobre su ser en el mundo y en la historia. Es necesario dar prueba de una gran capacidad de diálogo, de escucha y de propuesta, con vistas a la formación de las conciencias. Sin una cultura que promueva los valores fundamentales de cada persona, no puede existir una sociedad sana ni la garantía de paz y justicia.
La igualdad de oportunidades es una forma de justicia social que propugna que un sistema es socialmente justo cuando todas las personas potencialmente tienen básicamente las mismas posibilidades de acceder al bienestar social y poseen los mismos derechos políticos y civiles.
Sin embargo, pareciera que algunas autoridades o desconocen o no lo han sabido aplicar o sencillamente no quieren meterse en temas que les resten desgaste político o quizá simplemente no tiene aptitudes para ser buenos representantes del pueblo que reclama el bien común. En nuestro entorno se ve que no se toma en cuenta la relación justicia-derecho, por ejemplo:
1) la justicia distributiva que regula la participación de los diferentes individuos en los bienes de que dispone el conjunto de la sociedad;
2) la justicia conmutativa, que regula las relaciones entre los mismos individuos o las instituciones particulares, y
3) la justicia legal, que regula las relaciones de los individuos con la sociedad, de manera que el individuo queda subordinado al bien común.
Después de estas premisas denunciamos, que:
1) en el centro histórico de Irapuato los de algunas iglesias tienen derecho a pregonar su doctrina a voz en cuello en las plazas, pero lo que están en su entorno, tienen qué soportarlos, aunque no les guste, porque dicen que son mexicanos y que es un lugar público, pero entonces ¿donde están las reglas de respeto y legalidad, necesarias para la convivencia?
2) Sólo unos tienen derechos y los demás; o en este mismo orden de cosas, los no católicos tienen derecho a estar pregonando a todo volumen sus oraciones y sus doctrinas desde las 6 de la mañana, mientras en sus hogares los vecinos descansan un poco más, antes de levantarse para ir a sus ocupaciones diarias. ¿A esto se le puede llamar respeto ajeno entre los individuos como entre los ciudadanos?
3) Desde la nueve de la mañana a todo volumen hay música por parte de la presidencia para hacer ejercicios físicos. Dicen es que es parte del programa de…, bueno y ¿los vecinos no tienen derecho al silencio y estar en santa paz, o dormir un poco más el domingo?
4) El famoso danzón que va desde las 6 de la tarde hasta a las 11 de la noche, y esto como es costumbre a todo volumen, con un alcance a decenas de cuadras a la redonda, ¿Qué los vecinos no tienen derecho a su privacidad, invadida por los ruidos todo el día?, ¿No tienen derecho a descansar, para ir al trabajo el día siguiente?
5) A todo esto podemos añadir que con todo este ruido se contaminan nuestros templos, y se celebran los misterios de nuestra fe entre y el ruido y los gritos de todos.
De todo esto aclaro, que no es tema personal, sino que soy portador de un gran contingente de vecinos que ya están hartos de tanta contaminación ambiental, y que hacen o apoyan nuestras las autoridades municipales. Nada. Al pueblo “pan y circo”, como en la costumbre romana, y con esto el pueblo está tranquilo y satisfecho…
Es que tienen derecho, se dice. Pero acaso, ¿los derechos son para todos o para unos cuantos? Todos los actores anteriores exigen derechos para divertirse o atraer prosélitos. ¿Pero, los que qué tenemos que soportarlos, semana a semana, no tenemos derechos?
Parece ser que se desconoce la dimensión pública de la justicia, que está en íntima relación con la dimensión privada, y se desconoce la fundamental igualdad de todos los hombres y la necesidad de llegar a una condición de vida más humana y más justa. En efecto, todos sabemos y intuimos que las instituciones humanas, privadas o públicas, han de esforzarse por ponerse al servicio de la dignidad y del fin del hombre; que han de luchar con energía contra cualquier esclavitud social o política y que se han de respetar, bajo cualquier régimen político, los derechos fundamentales del hombre. Más aún, estas instituciones deben ir respondiendo cada vez más a las realidades espirituales, que son las más profundas de todas, aunque lamentablemente, es necesario todavía largo plazo de tiempo para llegar al final deseado. Es un texto básico para renovar la práctica de la justicia dentro de toda comunidad, particularmente en los llamados países en vías de desarrollo.
Tanto en las sociedades como en las comunidades existen normas y reglas que facilitan la convivencia, de no ser así, la vida entre varias personas con distintas características, intereses, ideas, etc., es difícil de llevar, especialmente cuando se debe respetar los derechos y deberes que cada uno tiene por igual.
Al vivir en sociedad, se hace indispensable un orden, un mecanismo que regule la conducta de las personas, de tal manera que se respeten los derechos y las libertades de todos por igual; con ello surgen las normas, que en el caso que nos ocupa, si las hay pedimos que se apliquen en vistas a una convivencia pacífica, de forma que todos vivaos y dejemos vivir.
No me cuesta comprender la necesidad de tales esparcimientos, pero no a costa de los derechos del prójimo. Porque los derechos tienen límites, condicionados por los derechos del otro. Aquí está el tema del asunto: sólo para unos derechos y para otros sólo discriminación. Parece que hoy día se empeña el mundo por proclamar los derechos de las minorías, en contra de las mayorías.
Reitero, que esto no es sólo el sentir y el pensar del que suscribe, sino de la mayoría de los vecinos del área, que incluso están dispuestos a manifestarse anexando sus firmas a este artículo. Pero esto no sería necesario en la medida en que la autoridad aplica las reglas de convivencia, para logar la armonía y la paz de todos.
Si no, que la autoridad venga y pernocte en las áreas de mayor ruido, o que esté en una ceremonia religiosa, por ejemplo, si se le cosa un hijo, teniendo la música enfrente o a un constado del Templo, y entonces quizá verían que es muy desagradable, realizar los grandes acontecimientos de la vida familiar en tales condiciones.
Cuando tu estés my cansado con ganas de dormir o simplemente de descansar, y el vecino ponga a todo volumen su alta voz, o tengas un enfermo en casa, podrías, quizá comprender mejor la razón de este artículo.
Para finalizar, podemos traer aquí las palabras de Benito Juáres: “Mexicanos: encaminemos ahora todos nuestros esfuerzos a obtener y a consolidar los beneficios de la paz. Bajo sus auspicios, será eficaz la protección de las leyes y de las autoridades para los derechos de todos los habitantes de la República. Que el pueblo y el gobierno respeten los derechos de todos. Entre los individuos, como entre las naciones, el respeto al derecho ajeno es la paz” (Benito Juárez, 15 de julio de 1867).
Vivimos en una sociedad donde cada uno sabe que tiene unos “derechos” por los cuales de vez en cuando se entra en discusión con los demás. Para convivir los unos con los otros sin problemas debemos respetar esos derechos y por ello es necesario el Derecho ya que sin él podíamos entrar en un caos.
Por consiguiente, la convivencia social consiste en el respeto mutuo entre las personas, las cosas y el medio en el cual vivimos y desarrollamos nuestra actividad diaria. Decimos de la importancia de las leyes por que éstas regulan y garantizan el cumplimiento de esa convivencia social.