Se sumergió en aquellas aguas para purificarlas, al contacto con su carne santísima, y así conferirles el poder de purificar. Se sumergió también para fecundarlas, dándoles capacidad de engendrar hijos para Dios. Se bautizo para inaugurar los sacramentos de la Nueva Alianza, especialmente el bautismo, que es la puerta para los demás sacramentos.
HOMILÍA EN LA FIESTA DEL BAUTISMO DEL SEÑOR
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