sábado, 25 de enero de 2014

Homilía del Tercer domingo del Tiempo Ordinario/A

Homilía del Tercer domingo del Tiempo Ordinario/A
Cuando Cristo ilumina nuestras almas no hay lugar en ella para el temor o el desaliento, por el contrario, en ella surge la paciencia que todo lo soporta, la fortaleza capaz de las más grandes empresas, la generosidad que no se reserva nada para sí. El alma descubre en sí capacidades hasta entonces desconocidas. “Espera en el Señor, sé valiente, ten ánimo, espera en el Señor”. Palabras estupendas que iluminan nuestra existencia muchas veces turbada por las angustias del mundo, por los temores del mal, por la incertidumbre del futuro. Cristo no deja de llamarnos: Vengan y síganme… Está cerca el Reino de los cielos.