Esta fiesta es
un preanuncio del misterio pascual. La procesión con las velas es una
anticipación de aquella del Sábado Santo, cuando acompañamos a Cristo-Luz,
simbolizado en el cirio pascual. Las palabras de Simeón dejan entrever la
pasión, el misterio de Cristo que llega a ser luz a través de su
sacrificio, iluminando así las naciones todas. Nosotros, como Simeón y Ana, hemos
venido al encuentro de Aquel que es “la luz del mundo” y lo acogemos en
su Iglesia con todo el fervor de nuestra fe bautismal. A cuantos profesan
sinceramente esta fe se les ha prometido el “encuentro” último y definitivo con
el Señor en su reino.