“La alegría del Evangelio llena el corazón y la vida entera de los que se encuentran con
Jesús. Quienes se dejan salvar por Él son liberados del pecado, de la tristeza,
del vacío interior, del aislamiento. Con Jesucristo siempre nace y renace la
alegría. En esta Exhortación quiero dirigirme a los fieles cristianos para
invitarlos a una nueva etapa evangelizadora marcada por esa alegría…”.
La auténtica alegría
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