El evangelio de hoy nos muestra una disputa, la del divorcio, tal como se configuraba en el judaísmo del tiempo de Jesús: los fariseos ponen a prueba a Jesús preguntándole qué pensaba sobre el divorcio y si era lícito repudiar a una mujer. Jesús hace una interpretación profética del amor matrimonial partiendo de la creación, que todos hemos estropeado con nuestros intereses, división de clases y de sexo. Y es que el garante de la felicidad y del amor es el mismo Creador, quiere decirnos Jesús.