María y José nos enseñan cómo esperan el nacimiento de Jesús: vivir un intenso clima de recogimiento y de oración para prepararnos bien a la inminente venida del Señor. Vivimos la trepidante y gozosa espera del nacimiento del Redentor. Por las calles y en las casas todo habla de Navidad. Luces, adornos y regalos crean una inconfundible atmósfera navideña. Los preparativos externos, si bien son necesarios, no deben sin embargo, distraer la atención del acontecimiento central y extraordinario que se conmemora, es decir, el nacimiento de Jesús, don inestimable del Padre a la humanidad.
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